martes, marzo 15, 2005

Sobre las opciones

¿Alguna vez se han dado el trabajo de contar cuántas decisiones debemos tomar a diario? ¿o simplemente contar las que tomamos en una hora? La verdad es que el resultado puede ser impresionante, desde que suena el despertador en la mañana el día está repleto de decisiones (¿lo dejo que suene 5 minutos más o me levanto altiro?)
Dicen algunos entendidos que gran parte del stress cultural de la era moderna es explicado por el exceso de opciones que tenemos día a día para cada una de nuestras decisiones. ¿Hasta qué punto debemos esmerarnos por tomar la mejor opción? Porque nuestro problema generalmente no está entre tomar una buena o una mala opción sino entre una buena alternativa y LA mejor.
Lo preocupante de esto es que el desarrollo tecnológico e industrial nos lleva a cada día tener más alternativas, terminando todo en una entropía caótica que nos impide elegir. El modelo de competencia perfecta de mercado tiene entre sus postulados que el consumidor tiene infinitas alternativas para la compra de un bien o contratación de un servicio, sin embargo, también plantea que el consumidor está perfectamente informado, es decir, tiene claro los criterios que privilegia para tomar una decisión y sabe las características y atributos de cada opción, a medida que el primer planteamiento se ha ido haciendo realidad, el segundo se ve cada vez más lejano, pues el exceso de información que tendríamos que procesar para, por ejemplo, comprar un yoghurt, nos deja poco tiempo para disfrutarlo.
Así es como el tiempo que dedicamos a evaluar alternativas nos reduce tiempo de descanso, produciéndonos un inevitable cansancio y stress.

El asunto además no está sólo en el momento de decidir entre una cosa y otra sino también hay un stress post-elección: ¿habrá sido la mejor alternativa?
Muchas veces nos cuesta vivir con la opción que tomamos, nos mantenemos en una permanente evaluación del ¿que habría pasado si...?

No conozco una receta para hacerle el quite a esta presión, quizás sería bueno hacer el ejercicio de tomar la primera opción que se nos venga a la cabeza en una de cada 5 decisiones que vivimos a diario, e ir avanzando hasta poder elegir (otra vez más) aquellas situaciones donde realmente vale la pena tomarse el tiempo de evaluar las alternativas.